viernes, 31 de enero de 2020

Mi experiencia con Hawaianas y Crocs. De como una lowcoster compró usó y disfrutó de cosas de marca.



Os escribo hoy, 31 de enero del 2020, para compartir este borrador que escribí en verano de 2017.  En este post os cuento como, aunque por aquel entonces andaba muy justa de dinero, hice un par de compras de marca, unas chanclas Hawaianas y unos zuecos Crocs.

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A día de hoy dichos zuecos son los que uso para andar por casa, porque hay escaleras y la típica zapatilla invernal no me resulta muy cómoda para ir subiendo y bajando escaleras.  

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Respecto a las chanclas, flip flop, o como las queráis llamar, no las llevo puestas por razones climáticas, pero están guardadas en una cajita para sacarlas dentro de unos meses.  Así que, sabiendo ya la durabilidad de aquel par de compras, os dejo con lo que escribí en aquel 2017, para que saquéis vuestras propias conclusiones.  

Mi experiencia con Hawaianas y Crocs.


Como buena “lowcoster”, si me permitís la expresión, no suelo adquirir prendas ni calzados de marcas caras... pero este año he decidido invertir por un lado, en unos zuecos Crocs para el trabajo y en unas chanclas flip flop de la marca Havaianas, y he de decir, que la diferencia es notable.

Con respecto a Crocs: Trabajo eventualmente en sanidad, y más o menos todos los veranitos me van llamando, así que aunque me dejan una bata o un pijama, en el tema calzado me tengo que aprovisionar con mis propios medios.

Me suelo comprar esos zuecos de toda la vida de tacón de madera y cuando acabo los contratos, los uso para estar por casa, pero vaya, como tengo el pie con mucho puente si ando mucho con ellos tiendo a torcerme el pie. Otras veces no me compro nada y voy con sandalias, o con cualquier otro tipo de calzado cómodo.

Pero a principios de julio fui a Makro a comprar unas cosas y en el espacio de vestuario laboral había rebajas y aunque no había mucho surtido, cogí unos marrones, ya que el color me da igual porque como suelo estar detrás de mostradores, nadie me ve. El día que me los compré, pensé “bueno, los uso para trabajar y cuando acabe el contrato los puedo seguir usando para ir por casa”. Pero creo que no, que me los voy a guardar para cuando me vayan a llamar el año que viene. Los llevo superagusto, no se me “recalfa” el pie, tengo la sensación de ir descalza, no pesan nada, no resbalan si hay líquido en el suelo.. en fin, que creo que es un buen calzado en el que vale la pena invertir... y sobre todo aprovechar para adquirirlos en rebajas o en las ofertas que vienen de vez en cuando a Lidl.

En lo referente a las havaianas, pues más o menos lo mismo. También las adquirí en Makro ese mismo día. Todos los verano gasto dos o tres pares de chanclas de esos baratitos, pero es un rollo porque cuando salgo a regar a la terraza, resbalan como su puñetera madre, cosa que con las hawaianas no sucede.


 Además, es que no se calienta la suela y la sensacion de llevarlas es muy agradable.  No se deforman por el peso, y la sensación de meter el pie en ellas es tremendamente agradable.

Sentí curiosidad y me puse a indagar sobre la marca, y resulta que son un poco como la Coca Cola, que tienen una fórmula secreta para fabricarlas en la que reside que el producto sea así de estupendo.

En este enlace hablan del 50 aniversario de la marca, que fue en 2014.  En este otro enlace podéis leer Por qué todo el mundo las lleva. 

Y a día de hoy, acabando septiembre, os he de decir que siguen como el primer día de nuevas, parecen recién compradas.  Quizá también se deba a que a los gatos no les ha dado por afilarse las uñas en ellas, cosa que sí me ha pasado con otros chanclas.  Con lo cual el año que viene todavía las podré usar.



Así que si me gasto un poco más en unos zuecos Crocs y en unas flip flop Havaianas que en lugar de ir a la basura al final del verano acaban guardadas en el trastero para ser usadas de nuevo el año que viene, puedo estar contenta porque hice una buena compra.

¿Os ha gustado el post?

Os espero la semana que viene.